Ortotipografía VI: Minúsculas, minúsculas y MINÚSCULAS para investigadores
Ortotipografía VI: Minúsculas, minúsculas y MINÚSCULAS para investigadores

Ortotipografía VI: Minúsculas, minúsculas y MINÚSCULAS para investigadores

Investigación y minúsculas

Hace unas semanas publicamos una entrada en la que analizábamos los casos más habituales de confusión entre mayúsculas y minúsculas en los textos científicos y académicos —si no lo has visto, échale un vistazo AQUÍ—. Desde entonces, nos habéis escrito para contaros en qué ocasiones dudáis a la hora de utilizar las mayúsculas en vuestros textos, así que hemos decidido hacer una segunda parte recogiendo alguno para que dejéis de dudar sobre su uso. 

Conflictos bélicos

Cuando escribimos el nombre de conflictos bélicos, tanto de guerras como de batallas, solemos pensar que al ser nombres propios todas las palabras del enunciado van en mayúscula. Sin embargo, esta no es la realidad de nuestra lengua.

Por norma general, la palabra guerra va siempre en minúscula, sin importar si hablamos de las guerras en general, o de una guerra con nombre y apellidos. Así, escribiremos guerra de los Treinta Años, guerra de Corea y guerra de Afganistán. La misma regla se aplica a las batallas, por lo que debemos escribir siempre la batalla de Stalingrado, la batalla de las Termópilas o la batalla de Verdún.

No obstante —siempre hay una pequeña trampa—, la Real Academia Española, en su Ortografía de la lengua, recoge algunas excepciones. Los dos conflictos mundiales del siglo XX se escriben en mayúscula, ya que se ha fijado su uso como nombres propios: Primera Guerra Mundial y Segunda Guerra Mundial —Primera y Segunda Guerra Mundial o Primera y Segunda Guerras Mundiales, ambas opciones están aceptadas—. Por otro lado, como vimos en la entrada anterior, si utilizamos el término para referirnos a un conflicto específico por antonomasia, también podemos acudir a las mayúsculas. Así, hablaremos de la Gran Guerra para aludir a la Primera Guerra Mundial, o Guerra Civil cuando hacemos referencia inequívoca al conflicto español entre 1936 y 1939.

Sin embargo, escribiremos guerra civil española o guerras púnicas, en minúscula, ya que estos nombres son expresiones meramente descriptivas y no denominaciones equivalentes a nombres propios. 

¡Seguimos!

Cargos y títulos nobiliarios

Otros sustantivos con los que solemos tener dudas son los cargos y los títulos nobiliarios. Aunque en ediciones anteriores se aceptaban —y así lo recoge el Diccionario panhispánico de dudas—, en la Ortografía de 2010 la RAE eliminó las mayúsculas iniciales de las palabras que forman parte de los cargos y de los títulos nobiliarios, ya que se consideran que son nombres comunes, vayan o no acompañados por el nombre propio de la persona que los ostenta.

Por ello, debemos escribir el presidente Pedro Sánchez, el papa Francisco, el marqués Lafayette o la ministra Yolanda Díaz. El uso de las minúsculas debe mantenerse incluso cuando usamos el cargo sin mención del nombre propio; por tanto, “la presidenta se reunión con los representantes” o “dimite el fiscal general”.

No obstante, no podemos olvidar que, en algunos casos, sí debemos incluir un término en mayúscula. Por ejemplo, cuando aparece la palabra Estado. Así, tenemos que escribir siempre jefe del Estado o fiscal general del Estado.

Instituciones

Al contrario que en los casos anteriores, todas las palabras que componen el enunciado de departamentos, divisiones administrativas, entidades, empresas, instituciones u organismos se escriben siempre con mayúsculas. En consecuencia, debemos escribir Departamento de Recursos Humanos, Área de Gestión Administrativa, Ministerio de Sanidad o Departamento de Filosofía. Lo mismo cuando abreviamos y utilizamos solo parte del enunciado, como en Contabilidad por Área de Contabilidad.

Sin embargo, cuando ya hemos mencionado previamente el nombre del área o departamento y volvemos a mencionarlo a lo largo del texto, lo correcto es reflejarlo en minúscula. Así, escribiremos el Departamento de Recursos Humanos, pero posteriormente hablaremos de este departamento, de nuestro departamento o del citado departamento —y no de este Departamento, ni del citado Departamento—. Un ejemplo lo encontramos en los nombres de instituciones oficiales: debemos escribir siempre el Congreso, el Senado o el Ministerio de Igualdad —pero este ministerio o la citada cámara—.

En algunos casos, encontramos sustantivos que pueden hacer referencia tanto a nombres comunes como a entidades, organismos o instituciones. Cuando se emplean con este último valor, siempre debemos escribirlos con mayúscula inicial: la Bolsa, las Cortes, el Estado, el Gobierno, la Hacienda Pública o la Administración. Lo mismo ocurre cuando los escribimos en plural: los Gobiernos portugués y español o las Administraciones autonómicas.

Meses y días de la semana

Para terminar este segundo monográfico sobre mayúsculas o minúsculas, traemos uno de los errores más habituales en cualquier tipo de documentos: formularios, textos jurídicos, artículos, manuales… Los meses y los días de la semana SIEMPRE EN MINÚSCULA. Únicamente los escribimos con mayúscula inicial cuando forman parte de festividades, fechas señaladas o acontecimientos históricos: Viernes Santo, plaza del Dos de Mayo, Hospital Doce de Octubre, barrio Ocho de Marzo

Su escritura con mayúscula inicial, cada vez más habitual en los textos que corregimos, viene por inferencia del inglés, ya que en este idioma los meses y los días de la semana siempre se escriben con mayúscula.

¡No os dejéis influenciar por la lengua de Shakespeare!

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