Cuando tu trabajo es completamente autodirigido, puede ser complicado conseguir una productividad reglada y estable. La flexibilidad espacial y horaria pueden ser una bendición, pero también una tortura. Es muy importante conocerte, saber tus fortalezas y debilidades y organizarte en base a ellas. Aquí os dejamos una lista de consejos o recomendaciones que nos van bien a nosotras.

- Establece unos objetivos realistas. De lo contrario, si no llegas a ellos, es normal que aparezca la frustración.
- Calendariza y agenda todas las entregas, deadlines y eventos. No confíes en tu memoria (o, al menos, no siempre).
- Detecta tus horas de mayor productividad. Aunque no siempre es fácil, intenta hacer las tareas más duras en las horas en las que te sientas con más productividad y energía, ya sean las primeras de la mañana o las últimas de la tarde.
- Mantén ordenado tu espacio de trabajo. Da igual que trabajes en una oficina, desde casa o en una biblioteca. Si lo que alcanza tu vista está en orden, contribuirá a que también lo esté tu cabeza.
- Descansa. Es fundamental respetar los momentos de ocio y de tiempo familiar o social, así como hacer pequeñas pausas durante las horas que estés trabajando. Será bueno para tu mente, para tus ojos… ¡y para tu espalda!
- Haz ejercicio físico. Aquí sí que lo agradecerá tu espalda y todo tu cuerpo. Ya sea correr, hacer pilates, nadar o bailar. Tu cabeza también lo agradecerá.
- Aprende a gestionar la energía. A veces nos centramos demasiado en organizar nuestro tiempo cuando el foco de atención debería ser nuestra energía. Automatiza tareas y procesos —por ejemplo, usando un gestor bibliográfico—, separa las tareas importantes de las urgentes y organízate en base a tus horas de mayor o menor energía.
- Haz uso de aplicaciones que te ayuden a aplicar la técnica Pomodoro, como Forest. Así podrás repartir el tiempo entre bloques de trabajo y de descanso.
- Cuando tengas un bloqueo o un mal rato, para. Sal a pasear, prepara un té o acaricia a tu gato. En esos momentos, lo mejor es reiniciar sistema. Aquí os contamos algunas ideas para superar el síndrome de la página en blanco.
- Trabaja como mejor te venga a ti. Estas son solo unas sugerencias que nos sirven a nosotras, pero cada persona es un mundo y tiene recursos válidos y eficaces para organizarse. Encuentra tu propio ritmo.