10 consejos para superar el síndrome de la página en blanco
10 consejos para superar el síndrome de la página en blanco

10 consejos para superar el síndrome de la página en blanco

Te sientas delante del ordenador con un café humeante, pones los dedos sobre el teclado y… ¡no sale absolutamente nada! No consigues escribir ni una palabra y te frustra tu falta de productividad, lo que aumenta la presión e intensifica tu sentimiento de impostor.

A menudo, nos atascamos cuando empezamos un artículo o un capítulo de nuestra tesis doctoral. Otras veces, el bloqueo aparece cuando estamos a mitad de la redacción; no somos capaces de continuar. Somos víctimas del llamado «síndrome de la página en blanco». La sensación no es agradable y no vemos salida, pero sí podemos poner en marcha pequeñas estrategias que poco a poco nos ayudarán a superar los obstáculos.

Síndrome de la página en blanco.

¿Qué el síndrome de la página en blanco?

Tras semanas o meses de investigación, por fin decidimos ponernos a escribir. Nos sentamos frente a la página en blanco ―aunque hoy en día lo hacemos casi siempre frente al ordenador― y, aunque sabemos que tenemos que llenar ese espacio con palabras, la redacción se atasca. Deseamos encontrar esa frase perfecta con la que comenzar pero, cuantas más vueltas le damos, más grande se hace el espacio que tenemos delante.

Esta falta de capacidad a la hora de escribir nos habla de un problema al que se enfrentan todos los autores en algún momento de su vida académica: el síndrome de la página en blanco. Este bloqueo creativo afecta a investigadores de cualquier nivel y genera una enorme sensación de agobio que termina agotando nuestra motivación y nuestra energía.

¿Por qué nos bloqueamos al escribir?

Cuando sufrimos este bloqueo, suele deberse a una combinación de tres factores: el tiempo, el perfeccionismo y el miedo.

El tiempo es un elemento fundamental en la escritura. No siempre es un buen momento para escribir, tanto por razones personales como profesionales, y, como autor, tienes que pararte a pensar si ahora se dan todas las condiciones que tú necesitas para empezar a redactar. Es cierto que nunca es un buen momento para sentarse a escribir, pero a veces el tiempo no acompaña y esta es la razón de tu bloqueo. Los plazos y la presión no son los mejores ingredientes cuando se trata de redactar con calidad.

El perfeccionismo es un factor básico para entender tu bloqueo. Cuando escribimos, queremos que todo lo que redactamos sea perfecto desde el principio y en nuestro primer borrador ya queremos reflejar la calidad de nuestro trabajo. Sin embargo, no nos damos la oportunidad de revisar y mejorar en el futuro, y nos atascamos en conseguir frases impecables desde la primera línea. En el mundo académico estamos rodeados de una nube de perfeccionismo y excelencia, leemos cada día trabajos maravillosos de otros expertos y, al comparar nuestros textos, nos ahogamos corrigiendo constantemente nuestro proyecto.

El miedo también es una sensación común cuando nos sentamos a escribir, muy relacionada con el perfeccionismo. Sabemos que lo que estamos escribiendo será leído, comentado e incluso criticado por profesores y colegas investigadores. Nuestro trabajo se alojará en un repositorio o se publicará en una revista científica, por lo que estará a disposición de todo aquel que quiera leerlo. Las comparativas con otros investigadores pueden hacernos sentir inferiores (¡hola, síndrome del impostor!), lo que aumenta la sensación de agobio e impulsa el bloqueo.

10 consejos para romper con el síndrome de la página en blanco

Atascarse con la redacción no es una señal de falta de calidad ni es un un indicador de que no sirves para la investigación: la sensación de bloqueo es común incluso en los autores más experimentados. Sin embargo, sí es una llamada de atención para que reconsideres tu estrategia a la hora de escribir.

Aquí te dejamos diez consejos para reducir el riesgo de caer en las garras del síndrome de la página en blanco:

  1. Escribe a mano. Como estudiantes o investigadores, pasamos la mayor parte de nuestro tiempo delante de una pantalla de ordenador. Sin embargo, a veces nos puede ayudar tomar notas y redactarlas en un cuaderno, ya que la escritura a mano favorece la asociación de ideas, mejora la capacidad de concentración, activa la memoria y la creatividad y, además, nos ayuda a combatir el estrés y la ansiedad.
  2. Lanza una lluvia de ideas. No esperes a tener un índice perfecto de tu trabajo antes de ponerte a escribir. Siempre nos han dicho que el primer paso para cualquier investigación es tener un esquema claro, pero permítete desarrollar primero un guion gráfico. Haz una lluvia de ideas sobre todos los temas que quieres incluir; crea una mapa mental, un diagrama de flujo o incluso un dibujo de esas ideas, y elimina todo aquello que no encaje.
  3. Define tu mensaje con claridad. A menudo, quedarse atascado en un trabajo se debe a que no sabemos exactamente cuál es el mensaje que queremos trasmitir. Piensa sobre ello y concreta el mensaje de cada sección antes de ponerte a escribir.
  4. Establece una rutina de escritura. A veces es mejor hacer sesiones cortas, de 15 o 45 minutos cada una, que reservar todo un día para escribir. Así conseguiremos crear una rutina de escritura con mayor facilidad.
  5. Mantén las expectativas en un nivel realista. No necesitas escribir todo el artículo en una semana ni tu primer borrador tiene por qué ser la mejor versión de tu trabajo. Estará bien si consigues escribir una sección al día; pero también avanzarás si solo escribes uno o dos párrafos. Si te bloqueas, deja de escribir, haz otra cosa para relajarte (¡da un pequeño paseo!)… y luego, vuelve a intentarlo.
  6. Organiza mejor tu tiempo. No esperes hasta que el plazo de entrega esté demasiado cerca, eso hará crecer la presión y aumentará la posibilidad de bloqueo. Empieza a redactar antes tu trabajo, incluso aunque aún estés ocupado haciendo parte de la investigación.
  7. Cuéntale a alguien tu trabajo. Pídele a algún compañero que se reúna contigo y cuéntale de qué va tu proyecto. Explícale tus ideas, cómo quieres organizarlas y qué tiene de especial tu investigación. Explicar en voz alta tu trabajo y los comentarios de tus compañeros harán que luego sea más fácil poner esas ideas por escrito.
  8. No te pierdas en el estado de la cuestión. Buscar, hojear, clasificar y leer todos los artículos publicados relacionados (¡o sin ninguna relación!) con tu trabajo es una tarea agotadora, que puede consumir gran parte de tu tiempo. Márcate una fecha límite y empieza a escribir; siempre podrás añadir más fuentes o datos cuando termines de esbozar ese primer borrador.
  9. Prepara tu espacio de escritura. Encuentra un lugar en el que puedas crear el ambiente necesario para sentarte a escribir. No tiene por qué ser la mesa de trabajo, puede ser cualquier sitio cómodo (¡muchos grandes artículos han salido de un sofá!), con buena luz, algo para beber y sin distracciones.
  10. ¡Recompénsate! A veces puede ayudar saber que tras una dura sesión de escritura nos espera una pequeña recompensa. Piensa en un incentivo, algo que te haga ilusión, y date ese «capricho» cuando termines de escribir.

Cuando el síndrome de la página en blanco se apodere de ti y sientas que te atascas en la redacción de tu trabajo, plantéate un cambio de estrategia. No siempre ayuda dejar de escribir y esperar a que el bloqueo desaparezca cuando estés de mejor humor. Aunque para algunos la presión es el mejor estímulo estímulo, puede que el bloqueo no se vaya a tiempo para la fecha de entrega.

Desarrolla una nueva estrategia y pon en marcha alguna de las pequeñas acciones que te sugerimos para evitar perderte en la página en blanco. No olvides que la mejor forma de superar el bloqueo de escritor es escribiendo.

Buena suerte con tu trabajo y, si necesitas ayuda, ¡no dudes en contactarnos!

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